Muchos conocemos quien es Elon Musk: empresario, innovador, algo excéntrico, multimillonario. Hasta hace solo unos días, Musk había asegurado que ya no le interesaba comprar Twitter. Principalmente, porque la compañía no había logrado darle un número concreto del número de bots de la red social; segundo, porque según él, le habrían llegado rumores de problemas de seguridad desde un mismo empleado de la empresa.
Justo una semana antes de que iniciará el juicio en el que Twitter buscaba obligarlo a comprar, la red social recibió una carta en la que se confirmaba que siempre sí compraría y lo haría por el precio acordado desde un principio $54,20 por acción o, aproximadamente, 44 mil millones de dólares.
Por supuesto, el CEO de Tesla y SpaceX tiene planes para Twitter. Musk aseguró que primero haría la empresa privada; es decir, la sacaría de la Bolsa de New York, y segundo cambiaría las reglas que permiten vetar y bloquear cuentas, algo que muchos aseguran que podría ser contraproducente con los esfuerzos de la red social de reducir los discursos de odio, las noticias falsas y otros.
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Pero el plan más importante es X, una red social que Musk ha ya citado varias veces como una «Everything App» y que los expertos aseguran que sería una súper app muy similar a WeChat en China que es red social, servicio de mensajería, hub de videojuegos, billetera digital, funciona como central de pagos y más.
